El Breogán buscó vencer en casa para escapar de las zonas más bajas de la clasificación ante el rival con peores números de la competición.
Los visitantes, que llegaron como colistas al Pazo dos Deportes, buscaron desde los primeros minutos sorprender para dar caza a sus rivales directos y meterse de lleno en la pelea por la salvación.
Y vaya que si salieron a por todas, el Girona estuvo doce por encima durante el primer cuarto y en las gradas gallegas comenzaron los murmullos.
No podía quedar así la situación para los de Luis Casimiro. Con un gran trabajo colectivo fueron capaces de darle la vuelta al luminoso certificando un cuarto para olvidar de los catalanes con un parcial de 26-8.
Tras el parón reglamentario, ambos salieron con los pies en el suelo y sin ganas de perder el partido por los errores que pudiesen cometer. Iroegbu y Fjellerup pudieron sacar las castañas del fuego para su equipo dejando muy vivo el encuentro antes de la llegada del último acto.
A falta de tan solo 10 minutos, el partido se igualó al máximo y ambos disputaron un cuarto a vida o muerte. Los primeros minutos volvieron a ser similares a los que jugaron nada más salir del túnel de vestuarios.
Mucho respeto y pocos puntos. Los gallegos empezaron a demostrar su condición de local enseñando ligeramente sus colmillos y tomando la iniciativa.
Con pocos segundos en el marcador y tras la ventaja mínima conseguida, El Río Breogán pudo llevarse el gato al agua y apuntarse la victoria al casillero.