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La Fonsecamanía, breve e intensa, irrumpe por primera vez en el US Open

Fonseca golpea la bola
Fonseca golpea la bolaJOHN G. MABANGLO / EPA / Profimedia
El Abierto de Estados Unidos experimentó esta semana la pasión brasileña por Joao Fonseca (19), el prodigio del tenis al que alientan como a su selección de fútbol pero cuya explosión aún debe esperar.

Aficionados con camisetas de la Canarinha, del Flamengo o del Palmeiras dejaron a un lado sus rivalidades en una atmósfera eléctrica con unos cánticos más propios de las canchas de fútbol que tenísticas.

"Yo soy de Palmeiras y (la rivalidad) con Flamengo es como un River-Boca, pero todo el país está unido para apoyarlo", dijo a la AFP Bruno Fonseca, un empresario brasileño que rápidamente aclara que no está emparentado con el tenista.

"El brasileño no sabe 'torcer' en tenis. Nuestra cultura es todo fútbol", apunta Pedro Carvalho en una esquina de la pista Granstand, la tercera mayor de Flushing Meadows, donde los 8.000 asientos estaban casi abarrotados para seguir al prodigio.

Bajo el potente sol del verano neoyorquino, Fonseca se despidió del torneo en ese cruce de segunda ronda ante el checo Tomas Machac, un duelo en el que la hinchada lo apoyó hasta el final.

"Desde Guga no tenemos un jugador que nos haga soñar. Todo el país está hablando de él", dijo Carvalho, director financiero de Fortaleza, evocando a Gustavo Kuerten, el triple campeón de Roland Garros (1997, 2000 y 2001).

"No parece brasileño"

Para Fonseca, de 19 años recién cumplidos, el carismático Kuerten es también uno de sus ídolos, si bien su carácter sobre la pista es distinto.

"No parece brasileño. Es muy tímido, trabajador, inteligente, con una familia muy buen estructurada", señala Carvalho enfundado en la camiseta de su selección con el número de Vinícius Jr.

En cada oportunidad, la perla carioca agradece el aliento de los aficionados, aunque personalmente no comparta del todo la pasión futbolística.

"No soy un gran aficionado al fútbol. Tengo mi equipo, el Flamengo, pero no estoy obsesionado con eso", dijo el lunes.

"Si alguien grita: 'Vamos Corinthians', o Flamengo, o cualquier otro equipo, simplemente lo veo como una vibra del brasileño, al que le gusta gritar y animar, y es genial. Tenemos esta cultura de fútbol", explicó Joao, que aan así elige el menos bullicioso de los Grand Slam, Wimbledon, como su favorito.

"Es el más elegante. Puedes ver cada pequeña flor, cada detalle, es simplemente impresionante", apuntó este miércoles. "Cada uno de los cuatro tiene algo especial, pero diría que Wimbledon es definitivamente el soñado", señaló.

Expectativas por las nubes

Para la hinchada brasileña, resulta difícil contener el entusiasmo con J. Fonseca cuando hasta las máximas figuras del tenis, desde Novak Djokovic a Carlos Alcaraz, detectan material de superestrella.

Desde principios de este año, su primero en los grandes escenarios, viene colocando su nombre en las listas de precocidad de la raqueta.

Con su primer y único título, alzado en febrero en Buenos Aires (ATP 250), se convirtió en uno de los 10 campeones más jóvenes de la historia de la ATP.

En Nueva York también se erigió en el séptimo que más pronto superó su debut en los cuatro torneos de Grand Slam en una misma temporada, pero ninguno de estos hitos está a la altura de las aspiraciones de Fonseca y sus seguidores.

"Se merece todo esta publicidad, no está sobrevalorado", dice Bruno Fonseca, quien viajó también a París para verle en Roland Garros.

"Tiene todas las armas para ser uno de los mejores, en un año estará en el top cinco de la ATP", auguró el empresario, que incluso sueña con verlo en el futuro como tercer integrante de un 'Big 3' con Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.

"Creemos que será un gran tenista en dos o tres años", apunta Carvalho, más prudente después de valorar los recientes resultados.

Fonseca tiene mucho camino por delante para cumplir sus propias y ambiciosas metas, pero por ahora ya ha conseguido que su país, tierra de fútbol, vuelva a latir con el tenis.