Con el paso de las horas, un Max Verstappen (27) que terminó realmente frustrado en Montmeló, e incluso llegó a insinuar que Russell (27) era un llorón, ha reflexionado acerca de su comportamiento sobre la pista y ha transmitido un discurso mucho más autocrítico.
Concretamente, Mad Max ha realizado una publicación en Instagram en la que analiza todo lo sucedido con mayor frialdad: "Tuvimos una estrategia emocionante y una buena carrera en Barcelona, hasta que salió el coche de seguridad", arrancó.
"Nuestra elección de neumáticos hasta el final y algunos movimientos después de que el coche de seguridad reiniciara, alimentaron mi frustración, lo que llevó a un movimiento que no era correcto y no debería haber sucedido", reconoció el neerlandés.
Finalmente, Verstappen cerró el mensaje con resignación y motivación de cara al siguiente Gran Premio: "Siempre lo doy todo por el equipo y las emociones están a flor de piel. Ganamos algunas juntos, perdemos algunas juntos. Nos vemos en Montreal", sentenció.