El delantero fue una pesadilla para la Universidad de Chile, equipo al que le anotó tres goles en la serie semifinal. El cuadro argentino se impuso por un 3-2 global y avanzó a su tercer duelo por el título en el torneo regional.
Su última diana, el jueves en la vuelta, recordó al fútbol de antaño: pase a profundidad, recepción, esquivar al portero y definición a ras para desatar el júbilo de la parcialidad de Lanús, que alzó la Sudamericana en 2013 y fue subcampeón en 2020.
Ahora espera que su próxima víctima sea el Atlético Mineiro de Brasil, el rival a vencer en la final del 22 de noviembre en Asunción.
"Estoy muy contento por el equipo, porque veníamos haciendo las cosas muy bien. Creo que hicimos una gran serie, esto lo merecíamos", destacó la figura de la eliminatoria tras la victoria el jueves en el estadio La Fortaleza, el hogar de su club.
Alto (1,87 m) y potente, con un físico acorde para actuar como un clásico pívote, Castillo se incorporó hace menos de cuatro meses al Granate, que pagó poco menos de dos millones de dólares por su pase a Gimnasia y Esgrima La Plata (2023-25).
"Vamos por todo"
Nacido en Venado Tuerto, en la provincia de Santa Fe, hizo buena parte de su campaña como juvenil en River Plate, pero no encontró lugar en el Millonario, que lo dejó en libertad de acción hace un lustro sin que llegara a debutar en primera.
Volvió a su provincia para jugar en Unión, que tampoco lo tuvo en cuenta y lo cedió a Gimnasia y Esgrima. La institución platense le abrió las puertas, pero él empezó a destacarse durante un préstamo en Deportivo Madryn, de la segunda división, al anotar 12 goles en 36 partidos.
Castillo se ganó el billete de regreso al Lobo, con el que totalizó 12 tantos y cinco asistencias en 67 partidos, unas cifras y desempeño que llamaron la atención de Lanús.

El Granate, que ya clasificó a los playoffs del Clausura argentino, lo fichó en julio por petición del entrenador Mauricio Pellegrino, quien pidió un '9' con sus características.
El potente delantero no tardó en responder a lo que requería el DT y ha marcado nueve goles en 20 partidos desde su llegada, varios de ellos decisivos, aunque los más importantes, claro, fueron los tres que le anotó a la U de Chile.
"Este es un gran equipo, con jugadores muy buenos, de trayectoria y jerarquía como Cali (Izquierdoz), Toto (Salvio) o Laucha (Acosta), que nos acompañan y nos marcan el camino; te hablan siempre y te ayudan a estar tranquilo. Después hay muchos chicos que queremos triunfar, así que vamos por todo", remarcó el artillero.
Con la mira en Mineiro
A partir de la solvencia en su juego, del sacrificio que hace a veces para marcar la salida rival, y del entendimiento con sus compañeros, Castillo logró desplazar de la titularidad a un histórico como Walter Bou, de 32 años.
"Estaba tranquilo porque sabía que los goles iban a llegar. Estaba haciendo las cosas bien", agregó.
Sobre su estilo, contó que tiene como referentes a Ignacio 'Nacho' Scocco y al campeón del mundo argentino Julián Álvarez, actualmente en el Atlético de Madrid. A ambos los seguía durante su paso como juvenil en River.
"A los dos los veía en el club, poco, pero también por la televisión", dijo.
Castillo forma parte de un equipo consistente, que solo perdió un partido de doce en la ruta a la final, contra el argentino Central Córdoba (1-0) en la ida de los octavos de final.
Tendrá ahora la misión de mantener la pólvora seca de cara a la final contra el Galo del entrenador Jorge Sampaoli en Asunción, donde tendrá la oportunidad de meterse definitivamente en la historia granate.
