Centro de datos del Atalanta-Real Madrid
Es difícil, por no decir imposible, encontrar a un equipo más fiable que el Madrid para afrontar las finales. La de Bérgamo no lo era, pero casi. No había título en juego, pero sólo valía ganar. De ahí que la puesta en escena fuera la que fue. Al primer minuto Mbappé probó los reflejos de Carnesecchi. A los 10, el francés se inventó un golazo, previa asistencia de Brahim, para reivindicarse. Qué control orientado, qué remate. Poco después, aprovechando la defensa adelantada rival, perdonó el segundo, de nuevo frenado por el meta lombardo.
Los blancos, liderados por el mago Brahim, fluían en su juego, se gustaban y generaban peligro. Pero en cuanto le quitaron la chistera al malagueño a base de zancadillas, los de Ancelotti comenzaron a ver nubes en su horizonte. Menos mal que contaban con Rüdiger, que le ganaba la partida una y otra vez a De Ketelaere. Las tuvieron tiesas alemán y belga.

Lesión de Mbappé
Cuando más sufría el Madrid, sobre todo por la banda de Lucas Vázquez, al que Lookman retrató en más de una ocasión, llegó la lesión de Kylian y las caras de preocupación en el banquillo. Entró Rodrygo, pero no fue lo mismo. La Atalanta dominaba, llegaba y... en la última acción antes del descanso Tchouaméni cometió penalti. Se veía venir. No quiso tocarlo, pero no pudo evitar el contacto y el tropezón de Kolasinac. Ni le gusta ni es central. De Ketelaere engañó a Courtois para colocar el 1-1. Ahí se acabó la primera mitad.
La segunda arrancó con ritmo bajo, con un Madrid deprimido y rezando a San Thibaut, que hizo de las suyas. Los italianos lo veían claro, tenían a su verdugo de la Supercopa contra las lonas... pero amigos, esto es la Champions. La competición fetiche para los blancos. Y en dos zarpazos, del minuto 56 al 58, Vinicius y Bellingham dibujaron otro partido con sus goles sacados casi de la nada.
Sin embargo, si esta Atalanta ha llegado a donde ha llegado es porque juega con la misma alegría gane o pierda. Sin rubor, siguió atacando por el lado más débil, el de Lucas Vázquez. Lookman, otra vez él, amagó y sacó un disparo ajustado que se convirtió en el 2-3. Tocaba sufrir. Por suerte para el Madrid, Courtois acudió de nuevo al rescate de sus compañeros, y donde no llegaba él lo hacía la diosa Fortuna, enemiga de Retegui, para salvaguardar una importantísima victoria.

Jugador del partido: Bellingham (Real Madrid).