Porque lo que el organismo europeo quería era dejar al club azulgrana fuera de la Champions League por una temporada. Es algo que ya le ocurrió hace más de una década al Málaga, que no tuvo misericordia alguna por parte de la UEFA. Después ocurriría lo mismo con el PSG y el Manchester City, pero estos clubes sí tuvieron el beneplácito del propio castigador para cambiar esa dura sanción por una fuerte multa económica. Y el Barcelona ha conseguido lo mismo.
Según Laporta, la propuesta de penalización incluía impedir la participación en competiciones continentales durante una campaña por la utilización de las denominadas palancas, lo que fue considerado un dopaje financiero por la institución que gestiona el fútbol en Europa. "El hecho de que el Barcelona no sea una sociedad anónima y no pueda hacer ampliaciones de capital fue uno de los argumentos con los que logramos que la UEFA rebajase la multas por incumplimiento de fair play financiero, de 80 a 60 millones, y luego a 15. También querían sancionarnos sin jugar la próxima Champions", ha desvelado el presidente culé.
El argumento esgrimido en su día fue que esas palancas eran una cesión temporal de unos derechos, no una pérdida completa de activos, y que así los socios no tendrían que pagar ninguna derrama extraordinaria. "Es una cesión de activos para un tiempo determinado que luego se recuperan. A cambio, recibes un dinero determinado. Cedimos un 25% de los derechos de televisión a un fondo que nos permitió ingresar 600 millones de euros".
La explicación, según la versión de Joan Laporta, caló en la UEFA, que redujo su propuesta de sanción.