Centro de datos del PSG-Inter de Milán
Es caprichoso esto del fútbol. Cientos de millones de euros gastados durante años en megaestrellas como Messi o Neymar. Otros tantos en figuritas sobrevaloradas en la mayoría de las ocasiones. Por no hablar de salarios generosos y fuera de mercado desde Catar. Y ha tenido que ser el año en que perdieron a su crack mundial Kylian Mbappé cuando el PSG ha conquistado Europa. Sí, el sueño de Al Khelaifi ya es realidad gracias a un tipo que caerá mejor o peor, pero que es un pedazo de entrenador: Luis Enrique, el gran artífice de que el París Saint-Germain, un EQUIPO, disfrute ya de su primera Champions League.
El gol más doloroso
Ni un cuarto de hora había pasado, 11 minutos y medio para ser exactos, cuando Achraf Hakimi pidió perdón a su antigua afición por haber marcado el primer gol de la finalísima. Manda narices que no celebres el gol de tu vida, pero le define ese gesto. Algo que pudo llegar por un Vitinha -lo más parecido a un cruce de Xavi e Iniesta- que habilitó a Doué para que éste regalase el gol al marroquí nacido en Madrid.
El 1-0 no cambió el guion. El Inter siguió pertrechado atrás, protegiendo a Sommer y olvidándose de que arriba tenía a dos puñales como Lautaro y Thuram. Pero los franceses no les dieron opción. Su presión avanzada ahogaba a los nerazzurri, que sólo respiraban a balón parado. Mas hasta eso les traicionó. Tras un córner, Pacho tuvo fe para evitar que el balón se perdiera por la línea de fondo. Su rechace orientado le cayó a Kvara y éste vio adelantado a Dembélé. El mosquito aguantó, levantó la mirada y vio a Doué que entraba solo por la derecha. El disparo del nuevo genio juvenil rebotó en un Dimarco que se dio la vuelta en el peor momento e hizo imposible cualquier esfuerzo de Sommer. 2-0 a los 20 minutos.
Se sacudió, o lo intentó al menos, un poco la presión el equipo de Inzaghi. Sin embargo, el único peligro lo crearon con sendos cabezazos de Acerbi y Thuram. Porque el balón era propiedad exclusiva del PSG, que tocaba y tocaba mientras el Inter perseguía sombras. Mareados e impotentes, pudieron celebrar llegar al descanso sin encajar un tercer gol que tuvieron Dembélé y Kvara muy cerca. Especialmente, el primero, que en vez de empujar en boca de gol, despejó hacia atrás. Las cosas de Ousmane.

Ha nacido una estrella: Désiré Doué
Para dejarlo claro, si es que había alguna duda, el PSG salió a por el tercero tras volver al terreno de juego. Kvara condujo hasta el área pequeña, pero su misil salió lamiendo el larguero. Un aviso para lo que estaba por llegar. Dieron un par de pasos atrás para invitar al Inter, que aún no había disparado a puerta, a atacarles y así disponer de espacios para correr. Porque los capitalinos no sólo saben jugar al toque sino al estoque, a acabar con el rival a la carrera con un golpe seco. O con dos. Hakimi tuvo la sentencia, pero el que se volvió a llevar la gloria fue Doué. Una jugada magistral de Vitinha que culminó con un pase al espacio y otro gol del extremo, que no tembló ante Sommer. 3-0 y menos de media hora para soñar con el milagro interista.
La mayor goleada histórica
Claro que los sueños, sueños son. Porque Kvaratskhelia, el fichaje invernal que dio un salto de calidad definitivo al equipo francés, también quería su momento de gloria. Y firmó el 4-0, claro que sí.
Aún fue mayor el castigo para un Inter desbordado, humillado. Thuram dispuso de la ocasión para marcar el gol de la honrilla. Ni eso permitió Donnarumma. Y encima, lejos de poner el freno, el PSG buscó el quinto y lo consiguió. Fue Mayulu el que puso el definitivo 5-0.
Y así, con un espectáculo grandioso, un fútbol espectacular, de toque y clase, de físico y de intensidad, con y sin balón, el París Saint-Germain de Luis Enrique, de Fabián Ruiz y hasta de Arnau Tenas se proclamó campeón de Europa.

Jugador Flashscore del partido: Doué (PSG).