Félix Garreta llegó al Betis tras despuntar en la Damm en el año 2020. Rápidamente despuntó y Pellegrini decidió contar con él en un duelo frente al Athletic en el Benito Villamarín.
En un partido en el que estaba sancionado y en el que el defensa aprovechó para estar con su familia, sufrió un gravísimo accidente que le dejó en coma. Tras unas semanas en las que se temió por su vida, logró despertar y para comenzar un proceso de recuperación, ya no para volver a jugar al fútbol, si no para volver a tener una vida normal.
Hace poco volvió a los terrenos de juego con un casco que se convertirá con el paso del tiempo en característico. Félix se sinceró en una entrevista a los medios del club.
Palabras de Félix Garreta
"La semana anterior a ese finde, que fue el 27 de abril, jugué un partido con el Amorebieta y me sacaron roja. Por lo tanto, el siguiente finde no podía jugar y decidí irme a casa para celebrar mi cumpleaños con mi familia y amigos. Pero ese mismo día me desmayé bajando unas escaleras y me di un fuerte golpe en la cabeza. Fue a raíz de eso que los médicos me dejaron en coma inducido. Fue una situación bastante fea. Una de las primeras cosas que dije fue para preguntarle a mis padres dónde estaba porque no era consciente de absolutamente nada. No era consciente de que había pasado ni en qué día estábamos".
"Después de estar 20 días en coma conseguí despertarme, pero no era consciente de nada. Cuando pasó una semana empecé a ser consciente de las cosas y ahí fue cuando empecé a recuperarme. Sinceramente no sabía hasta qué grado fue lo que me había pasado. Cuando me desperté, de las primeras cosas que hice fue mirar cuándo empezaba la pretemporada. Al cabo de unos días empecé a ser consciente de lo que me había pasado...".

"Esos primeros meses en los que todavía no podía jugar al fútbol había días que estaba bien y otros que estaba muy enfadado conmigo mismo. Cosas que antes podía hacer fácilmente, muy básicas, me costaban mucho esfuerzo o directamente no las podía hacer. Acordarme por ejemplo de lo que había comido... Pasaba media hora y no me acordaba. Podía saludar a uno y a los diez minutos no acordarme. Los que lo pasaron peor fueron mi familia y amigos cercanos. No estaba consciente, no sabía lo que me pasaba, pero ellos lo veían y la verdad que lo han llevado bastante mal".
"Los doctores les dijeron que mi vida estaba en peligro. Tenía dos posibilidades: despertar o quedarme en estado vegetal. Dijeron que fue un milagro, pero que podía empezar a hacer vida normal y, pasado un tiempo, ya estaban más tranquilos. Yo veo a mi familia, a mi pareja y amigos igual, pero ellos no me ven igual, me tienen más cariño y aprecio. Estoy increíblemente feliz. No puedo hacer otra cosa con mi familia que darle las gracias"
"Volver a jugar al fútbol era algo que se me pasaba por la cabeza. Pensaba que no podría jugar más, correr o cosas básicas, y fue muy feo. No solamente lo pensé yo. De todo hay que sacar el lado positivo, y esto me ha enseñado a valorar las cosas mucho más. Valoro cualquier cosa el triple. Estoy eternamente agradecido a los médicos, a los fisios del Betis y del Amorebieta por cómo me ayudaron. Quiero agradecer el apoyo que recibí de la clínica en la que estuve ingresado para mejorar el tema de la memoria".
"Volver con el equipo a entrenar y jugar me ha dado unos meses de noticias buenas, muy buenas. Me ha hecho muy feliz. Mi objetivo era estar en la posición que estaba antes. No lo estoy, pero estoy en camino. He tenido que ir dando pasos pequeños, que ha sido difícil, me ha costado mucho. Estoy más tranquilo porque los resultados están llegando. Mi sueño es volver a ser lo que era antes, intentar disfrutar del fútbol y poder pisar alguna vez el Benito Villamarín y representar a las Trece Barras", finaliza Garreta, un prometedor proyecto de central que lucha por recuperar su sitio tras una situación delicadísima.