La realidad sigue siendo la misma. El Barça tiene problemas para inscribir. Consiguió el alta de Joan García porque tuvo la 'suerte' de que Ter Stegen se lesionara otra vez. Si no, el meta catalán aún no estaría disponible. Del mismo modo, pudo usar a Rashford por el aval de siete millones que los gestores han puesto de su bolsillo. Pero aún no tienen su documentación en regla ni Szczesny ni Gerard Martín ni Roony Bardghji.
Por todo esto, y mientras LaLiga no tenga las garantías de la auditora de que los asientos VIP realmente suponen unos ingresos de 100 millones de euros, el club no estará en la regla 1:1 (tanto ingresas, tanto gastas). Y si no cumple con esos requisitos de computar esa cantidad en sus cuentas, la única opción que le queda es la de vender activos.
Ahí entran los casos de Fermín y de Marc Casadó. Dos futbolistas importantes, pero que no son titulares indiscutibles y que, además, tienen una gran competencia. De ahí que hayan puesto el cartel de 'se vende', especialmente en lo que respecta a Casadó, por el que consideran que pueden sacar 30 millones de euros.
Pero Flick ya ha dejado claro que, a pesar de la superpoblación en medio campo, no quiere que se vaya nadie. Al contrario, los quiere a ambos y, además, a Gerard Martín, lateral izquierdo, pero elegido como sustituto de Iñigo Martínez como central zurdo. Y éste sigue sin ser inscrito, lo que cabrea al entrenador alemán.
Laporta quiere vender, necesita vender. Los jugadores no se quieren ir y tampoco el técnico quiere que se marchen. Otro problemón que se avecina a un presidente que también lidia con los problemas en las obras del Camp Nou.