La vida de un club ascendido suele ser difícil, pero de momento el Elche está siendo la excepción. El Oviedo ya ha cambiado de entrenador y ha sido eliminado de la Copa por un equipo amateur. El Levante también está sufriendo. Cumplido un cuarto de la Liga, los franjiverdes son uno de los más difíciles de vencer y sólo acumula dos derrotas, tantas como el Barça, su rival de esta tarde.
Figura clave de todo esto parece ser Eder Sarabia. Antaño ayudante de Quique Setién, con quien comparte una gran opinión de sí mismo, se curtió como entrenador principal en el FC Andorra de Gerard Piqué antes de llegar al Elche, entonces en Segunda.
Comprado en 2019 por el pintoresco empresario argentino Christian Bragarnik, el club ha oscilado entre el ascenso y el descenso, pero finalmente parece haber encontrado al hombre adecuado. Sólo ha tardado dos años en volver a subir a LaLiga, de la que salió en 2023 tras tres temporadas en la máxima categoría. No es para menos: en 2015, y pese a ocupar la 13ᵉ plaza, el club descendió administrativamente durante la presidencia de José Sepulcre.
Cesiones y Mendoza
Así las cosas, la plantilla se ha construido sobre bases sólidas, con experiencia y algunas cesiones interesantes (Iñaki Peña y Héctor Fort del Barça, Adrià Pedrosa del Sevilla).
Pero hay un jugador que destaca como revelación: Rodri Mendoza. Natural de Murcia, el centrocampista regresa del Mundial sub-20 con una sólida reputación como mediapunta, hasta el punto de que se le ha comparado con Pedri. A sus 20 años y con una cláusula de 20 millones de euros, ya ha comenzado a sonar como objetivo de grandes clubes. Titular en cuatro de los cinco primeros partidos antes del torneo internacional, está volviendo a ser importante ahora con otras dos titularidades. Y como a la historia le gusta cerrar el círculo, su primer partido profesional fue en 2023 contra el Levante, su primer gol en La Liga esta temporada contra... el Levante. Pero Mendoza quiere más. Y qué mejor escaparate que el del Barça.
Aficionado al baloncesto y a Steph Curry, Mendoza parece tener debilidad por el fútbol blaugrana. Además de Leo Messi, sus modelos a seguir son Andrés Iniesta y Pedri. Eso es suficiente para saber qué tipo de jugador quiere ser, aunque no sea un bajito (mide 1,82).
Tras haber jugado en todas las categorías inferiores de España, se alaba su visión de juego y su forma de tomar decisiones desde cualquier rincón del campo. El deseo de Sarabia de tener la posesión y, más aún, de controlar el tempo del partido, se corresponde con las cualidades de Mendoza, que son las que le mantienen en el punto de mira de los clubes más prestigiosos.