Se acabaron los sueños, ha llegado la hora de la realidad. Desde la llegada de Roberto De Zerbi, de 45 años, el pasado verano, su lema "directo a la portería" ha ido reapareciendo poco a poco en la mente de los aficionados marselleses. Del estilo directo al juego de posición, manteniendo al mismo tiempo un enfoque ofensivo del fútbol, el italiano está recogiendo por fin los frutos de un largo periodo de trabajo que comenzó en julio.
El Olympique de Marsella va camino de clasificarse para la Liga de Campeones de la próxima temporada, con opciones de conquistar un título que se le resiste desde la temporada 2011/12. La Copa de Francia también es un objetivo.
De la renovación a la construcción
Los primeros meses de Roberto De Zerbi en el club han sido complicados, tanto que el entrenador nacido en Brescia declaró tras la derrota por 1-3 ante el Auxerre a principios de noviembre: "Si yo soy el problema, estoy dispuesto a marcharme". El motivo no era otro que una serie de malos resultados en casa, y el italiano explicaba que no entendía el cambio de suerte de su equipo entre un partido lejos del Vélodrome y otro en su propio feudo.
Pero en realidad, la derrota sirvió para poner de manifiesto las carencias del equipo, y en última instancia resultó ser un verdadero punto de inflexión en su montaña rusa de inicio de temporada. Con el parón internacional a la vuelta de la esquina, De Zerbi aprovechó para afinar algunos detalles en torno a la columna vertebral definida a principios de temporada: Rulli-Balerdi-Højbjerg-Greenwood.
Atrás quedaba el 4-2-3-1 con Brassier, Lirola y Rowe, sustituido por un 4-3-3 con Kondogbia en defensa, Rongier como gran retornado y Luis Henrique reposicionado en un lateral. Y fue entonces cuando el OM alcanzó su mejor momento, con 5 victorias y 1 empate en 6 partidos en todas las competiciones. La fórmula de De Zerbi fue calando poco a poco entre los jugadores. El equipo empezó a entender la filosofía del entrenador y el juego posicional, como demuestra el gol contra el Lille.
Como suele ocurrir con De Zerbi, todo cambió entre el plan de juego que figuraba en la hoja de partido y la realidad sobre el terreno de juego. Su equipo pasó de un 4-3-3 a una especie de 3-4-2-1, con un portero omnipresente como primera línea defensiva. Esto permite a su equipo romper fácilmente la primera línea de presión, dado que el Marsella tiene un jugador más con el que jugar. En la retaguardia, la idea es ser lo más móvil posible: los delanteros tienen absolutamente que adelantarse, los laterales tienen que profundizar y los centrocampistas tienen que ser capaces de proyectarse. Todo ello con un jugador en modo quarterback: Pierre-Emile Højbjerg.
Objetivos claramente identificados
Tiempo para el presente. Una vez asentados en su ritmo, la realidad es que el calendario a corto plazo del Olympique parece más asequible que el de sus rivales. El Marsella no juega competición europea, a diferencia del Mónaco, el Lille o el Lyon, lo que supone una gran ventaja de cara a la liga.
Pero enero promete ser igualmente un mes duro. Dos peligrosos partidos a domicilio contra el Rennes (11/01) y el Niza (26/01) obligan a los olímpicos a estar alerta, mientras que a mediados de mes reciben a un Estrasburgo (19/01) en plena remontada. Pero he aquí una estadística importante: El Marsella es el mejor equipo a domicilio esta temporada, con 21 puntos en 8 partidos (7 victorias y 1 derrota), por delante del PSG, con 18 puntos.
Ahora les toca redoblar esfuerzos para volver a la Liga de Campeones, pero eso no es todo. Se ha marcado otro objetivo: la Copa de Francia. Al menos eso dijo De Zerbi tras la victoria sobre el Saint-Étienne (0-4) en treintaidosavos de final: "jugamos la Copa para ganarla. Como en la liga, jugamos cada partido para ser competitivos".
"No hay prioridad, la Copa es como la liga. Nuestra idea es afrontar cada partido de la mejor manera posible, y no hay partidos más o menos importantes", concluyó el preparador transalpino.

¿Un proyecto acabado el próximo verano?
Para garantizar los mejores resultados posibles sobre el terreno de juego, el OM ha formado un equipo de profesionales capaz de fichar a un internacional francés como Adrien Rabiot o a un delantero de la talla de Mason Greenwood. Pablo Longoria, Medhi Benatia, Giovanni Rossi y Roberto De Zerbi son el cuarteto que trabaja sin descanso desde hace seis meses para recuperar la reputación del cuadro del sur de Francia. Los cuatro empezaron a trabajar el verano pasado en un proyecto de tres a cinco años para volver a convertir al club en una potencia de la Ligue 1.
"Respetar a la institución y a los jugadores que ya están está muy bien. Pero en el terreno de juego no puede haber más respeto. Eso es lo que intento hacerles entender. Hay que tener el carácter y las ganas propias del OM", declaró el exinternacional marroquí a beIN SPORTS. Es una mentalidad que se aplicó el verano pasado, pero también desde el comienzo de la temporada.
Mientras que muchos jugadores se marcharon entre julio y agosto, algunas caras nuevas no han respondido favorablemente a las expectativas de Benatia y De Zerbi. El ejemplo perfecto es Lilian Brassier, fichado del Brest en calidad de cedido con opción de compra, que ha sido uno de los grandes sacrificados desde el partido contra el Auxerre. A ojos del italiano, un error cometido aquella tarde le condenó definitivamente al banquillo.
Como prueba, se espera que haga las maletas este invierno. Al igual que Bamo Meïté y Chancel Mbemba, este último todavía en el club a pesar de haber sido considerado transferible en el último mercado. Se espera que Luiz Felipe, libre de contrato desde su fichaje por el Al-Ittihad, aporte su experiencia a la defensa de Roberto De Zerbi. En resumen, el trabajo continúa y se espera que se complete el próximo verano.
Inevitablemente, viene a la mente Paul Pogba, un jugador por el que el Marsella ha mostrado un verdadero interés, según nuestras informaciones, pero que será considerado al final de la temporada. Otros nombres han saltado a la palestra, el más reciente el de Gianluca Scamacca, delantero bien conocido por Roberto De Zerbi y Giovanni Rossi, ya que los tres trabajaron juntos en el Sassuolo. Además, apuntar a un número 9 es la prueba de que el Marsella no cesa en su búsqueda de algo mejor que añadir a su plantilla, ya que, como recordatorio, Elye Wahi y Neal Maupay ya reforzaron esa posición en agosto. Pero no parece ser suficiente. En cualquier caso, no cabe duda de que los aficionados del Olympique de Marsella vuelven a tener derecho a soñar.