A medida que crecían los rumores, también lo hacían las expectativas de los aficionados de ver a un jugador que elevara el nivel técnico de la plantilla. Las negociaciones avanzaron mucho antes de que se llegase al deseado acuerdo, que puso un nuevo destino en la carrera del jugador y una nueva estrella en la historia del Corinthians.
Su presentación sobre el césped del Neo Química Arena, donde había marcado un gol en el Mundial de 2014, dejó claro que estábamos ante algo diferente.
Memphis se mantuvo alejado de la ropa deportiva, mostrándose a los nuevos aficionados del Corinthians con una elegante chaqueta con corbata. Allí mismo recibió la camiseta con el número 94, en referencia a su año de nacimiento. Su dorsal deberá cambiar pronto al 10, en 2025, según el acuerdo entre las partes.
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En su breve contacto con la nueva afición, el delantero, segundo máximo goleador de la historia de la selección neerlandeesa, quedó impresionado. Conocidos por su fanatismo, los corinthianos llamaron la atención del jugador, que afirmó estar ante algo inédito en su carrera. La impresión iba a ser aún más positiva en cuanto saltara al campo, sobre todo si estaba a la altura de todo lo que se esperaba de él.
Exigencias y contrato millonario
El jugador exigió un desembolso económico al club y a su principal patrocinador, Esportes da Sorte. El acuerdo hasta finales de 2026 asciende a unos unos 11,66 millones de euros entre salarios, primas y demás.
Para firmar con la entidad de São Paulo, el internacional con la Oranje hizo una lista de exigencias, entre ellas una mansión en una urbanización cerrada, guardias de seguridad armados, coches blindados con chófer privado, billetes de avión entre Brasil y Europa, un chef y un palco en el estadio del Corinthians.
Por cinco millones, Memphis puede dejar el Corinthians cuando y como quiera. Si, al final del contrato, Memphis ha jugado el 70% de los partidos, su cuenta bancaria habrá aumentado en alrededor de 1,05 millones de euros.
Abrazo a la espera de resultados en el campo
A pesar de representar a un gigante del fútbol brasileño, la Fiel sabía que se enfrentaba a una estrella internacional, algo que sólo unos pocos clubes del país se han dado el lujo de tener. El antes denominado Depay llegó para ser un nombre más en esta lista, aterrizando en el Parque São Jorge para añadir valor al "grupo de locos" del Corinthians. La afición se volcó con el nuevo ídolo, consciente de la importancia de que se sintiera como en casa para que las buenas actuaciones aparecieran sobre el terreno de juego.
La desconfianza era natural, ya que el jugador necesitaba cumplir su papel sobre el terreno de juego para demostrar el valor que lo convierte en una referencia internacional. El deseo de todos era disipar la idea de que Memphis venía a Brasil de vacaciones y con el aspecto financiero como principal objetivo.
Jugar en Brasil no suele ser la decisión natural para futbolistas que aún tienen mercado en Europa, pero esa era la preferencia del neerlandés, que pronto cayó en desgracia ante la afición albirroja.
La fama en el país del fútbol marcó la diferencia
Durante su presentación, dijo que buscaba ser más feliz, ilusionado con este nuevo momento en lo que él llama la 'Meca del fútbol'. Más de una vez en su presentación, Memphis citó su relación con Ghana para crear una rápida identificación con Brasil.
Su presencia durante unas horas en una comunidad de São Paulo, en una noche de descanso, mostró un rasgo de su personalidad, haciendo hincapié en estar presente en una realidad muy diferente a la que está acostumbrado, atrayendo la atención de cientos de residentes, que intentaron estar cerca de su ídolo, aunque su equipo de corazón fuera diferente.
En Brasil, Memphis tuvo que acostumbrarse a algunas cosas nuevas, como jugar a las 11 de la mañana bajo un intenso calor, decisión que criticó en una entrevista a pie del campo. "No sé quién es el responsable de eso", dijo.
De vuelta al campo
El último partido de Memphis antes de jugar con el Corinthians fue en la semifinal de la Eurocopa, el 10 de julio, cuando Países bajos perdió contra Inglaterra y tuvo que abandonar el terreno de juego por problemas físicos. Su debut con el Corinthians se produjo el 21 de septiembre, cuando estuvo en el campo 23 minutos.
Hasta el final de 2024, sumó cuatro asistencias y siete goles en 14 partidos, siendo una de las referencias de la plantilla de Ramón Díaz.
Coincidencia o no, fue después de su llegada que el Corinthians despegó en el Brasileirao, dejando atrás las últimas posiciones y el riesgo del descenso para luchar por la cima de la tabla. En el momento de su nombramiento, el Corinthians ocupaba el 17º puesto, es decir, estaba en zona roja.
Su capacidad de decisión salió a relucir en algunas ocasiones de trascendencia, con Memphis Depay realizando pases precisos a sus compañeros y mostrando una visión de juego distintiva, siendo un importante apoyo para Garro en la elaboración.
Inicio fulgurante del Brasileirão
La consecuencia del nuevo impulso, con el apoyo de otros jugadores -como el centrocampista argentino Rodrigo Garro-, llevó al Corinthians a terminar el Brasileirão en séptima posición y a clasificarse para la Pre-Libertadores, una realidad que superó las expectativas del club, que luchó durante varias jornadas en el otro extremo de la clasificación.
Más que con el balón, Memphis demostró carisma, creando una identificación con la afición que parece haberle proporcionado una buena dosis de motivación para sus buenas actuaciones sobre el terreno de juego.
En 2025, Memphis sigue en la plantilla, con el reto de mantener sus números favorables, empezando el año en el Campeonato Paulista, lo que le dará la oportunidad, junto a sus compañeros, de adquirir una buena condición física para cuando lleguen los retos más duros de la temporada.