Más o menos unas semanas, pero ya casi hace un año de la infame juerga de Rashford en Belfast. Una juerga de dos días, que no confesó a Erik ten Hag en su momento. En su lugar, le dijo a su entonces entrenador que se había puesto enfermo el viernes antes de un partido de la FA Cup. Cuando se supo la verdad, le tocó a Ten Hag arreglar el problema y hacer frente a la polémica, al tiempo que aparecía públicamente desautorizado.
Casi un año después, el sucesor del neerlandés ha hecho pública su opinión sobre la petición de traspaso de Rashford. Ya es noticia vieja, pero el martes, sin previo aviso, el delantero concedió una entrevista flash no autorizada en una función de la escuela primaria. El delantero declaró efectivamente su deseo de dejar el United y abandonar los planes del nuevo entrenador Ruben Amorim.
"Creo que estoy listo para un nuevo reto y para dar los siguientes pasos", declaró, y Henry Winter, el periodista en cuestión, dejó muy claras las intenciones que se escondían tras las palabras de Rashford.
"Va a haber una despedida", diría Winter 72 horas después, "y espero que tenga una buena despedida porque ha hecho mucho por el United".
Entre tanto, Amorim -al igual que Ten Hag- se vio obligado a poner orden. En lugar de hablar de un crucial partido de cuartos de final de la Copa Carabao contra el Tottenham, la rueda de prensa del portugués estuvo dominada por los comentarios de Rashford.
Y preguntado por si él habría hecho lo mismo como jugador, el ex internacional fue tajante: "Hablaría con el entrenador".
Amorim prosiguió: "Es difícil explicar lo que voy a hacer. Estoy un poco emocionado".
"Tengo que prepararme para el partido y luego ya veremos. Centrémonos en el equipo, no en jugadores individuales".
Como decimos, al igual que hizo con Ten Hag, Rashford dejó caer a su entrenador -su nuevo entrenador- en pleno partido. Pero esta vez hay una diferencia: a diferencia de Ten Hag, Amorim no se anda con blandenguerías.
De hecho, no hace falta. No con Amad Diallo volando como lo está haciendo actualmente. Ni con Alejandro Garnacho respondiendo como lo ha hecho a su ausencia en el derbi. Y tampoco con Antony -entre todos los jugadores- recibiendo los elogios del nuevo entrenador.
La situación de Antonio es significativa. El brasileño, auténtico chivo expiatorio de la era Ten Hag, ha hecho borrón y cuenta nueva públicamente. Y con ello, los elogios y el aprecio de su entrenador.
"Necesita más confianza", declaró Amorim. "Si te acuerdas, Antonio y yo jugamos contra él en el Ajax. Le falta un poco de confianza para ir al uno contra uno, así que mejorará.
"Pero está trabajando muy duro y se está esforzando en mostrarse más por dentro que por fuera, sobre todo en este partido. Y sólo tiene que hacer eso, trabajar muy duro y yo le ayudaré con mucho gusto a ser mejor jugador".
Trabajando duro. Intentando adaptarse. Ser receptivo y abierto de mente. Antony está haciendo todo lo que Amorim le ha pedido. En cambio, Amorim también ha explicado por qué Rashford no ha jugado.
Inmediatamente después de la victoria del domingo ante el Manchester City, el técnico explicó la omisión de Rashford: "Intentamos evaluar todo, el rendimiento en los entrenamientos, el rendimiento en los partidos, el compromiso con los compañeros, el empuje de sus compañeros. Todo está en juego cuando analizamos e intentamos elegir a los jugadores. Es mi selección. Sencillo".
No hubo necesidad de leer entre líneas. La explicación sonaba a la crítica general a Rashford en estos dos últimos años. Desinteresado. Desmotivado. Básicamente un pasajero que necesita ser recogido por sus compañeros de equipo. Y está claro que, para muchos de los que comparten vestuario, su paciencia se ha agotado.
Sin referirse a Rashford por su nombre, un bullicioso Diogo Dalot, recién salido de la victoria en el Etihad, lo soltó todo: "Si quieres triunfar en este club, tienes que sufrir.
"Si estás dispuesto a hacerlo con nosotros, vamos a ser un buen equipo. Si no, no hay sitio para ti".
Está claro que a Rashford no se le va a consentir más. La forma. El impacto. Ya no lo merece. Todo está muy desgastado. Y el episodio de la semana pasada podría ser el último titular importante de Rashford como jugador en activo del Manchester United.
Porque más allá de todo el debate que suscitaron esos comentarios, al final, las acciones de Rashford volvieron a socavar a su entrenador... y a sus compañeros de equipo. No fue intencionado. No fue por despecho. Pero lo hizo... otra vez. Sólo que esta vez, su entrenador y el vestuario están dispuestos a dejarlo atrás.