Los granotas habían visto cómo la victoria se escapa a última hora ante clubes de enjundia como Barcelona o Betis, de la misma forma que fue incapaz de sacar algo positivo de sus compromisos frente a dos rivales directos: Alavés y Elche. Esas buenas sensaciones, sin premio, contrastaban con las del equipo dirigido por Míchel Sánchez, que está muy lejos de aquella plantilla que tocó el cielo y alcanzó la Champions League.
Los anfitriones empezaron mejor: una llegada de Arnau Martínez por la derecha, sin rematador, y otra de Joel Roca, al lateral de la red, por la izquierda. Los tímidos acercamientos no daban pie a ocasiones claras a lo largo de una primera mitad muy plana e insípida que tuvo un hecho clave en torno a la media hora: la expulsión por doble amonestación de Axel Witsel. Ya se habían mostrado tres tarjetas amarillas hasta ese momento. Y hubo una más antes del descanso.
Otro partido en Montilivi
Mientras ambos estaban con 11 hombres, una de las disputas se centraba en la posesión del balón. Es de sobra conocido que el Girona suele amasar el esférico hasta hacerlo propio y este sábado no iba a ser una excepción. Los visitantes, sin embargo, abrazaron el cuero también mediante acciones largas que no llevaban a ningún camino.

Ya con superioridad numérica, Roger Brugué acarició el 0-1 mediante un tímido cabezazo que se marchó a la madera. Paulo Gazzaniga, confiado, hizo la estatua. Y, ahora sí, el argentino se estiró para frustrar sin éxito el soberbio testarazo de un Etta Eyong que apenas había contactado con la bola y que adelantó a los suyos en el minuto 42.
Entre la crisis y la maldición
El Levante tenía un contexto idílico de cara a la segunda mitad y no podía desaprovecharlo, más si cabe dada la necesidad de estrenar el casillero de triunfos. El cuadro catalán había amenazado a través de Álex Moreno antes del paso por vestuarios y, a pesar de las adversas circunstancias, evidenciaba signos inequívocos de estar vivo.
Las energías no solo se agotan por cuestión de cansancio físico, pues a veces tiene que ver más con la frustración y con el aspecto mental. Y la controvertida roja a Vitor Reis -despejó y luego golpeó con los tacos el muslo de Carlos Álvarez- nada más volver del vestuario resultó letal en las aspiraciones de evitar la derrota. El propio canterano del Sevilla hizo buena la falta que él mismo provocó y, tras abrirse la barrera, convirtió el 0-2.

No hubo ni una pizca de emoción. La incógnita era si la escuadra de Julián Calero lograría o no la goleada. Iván Romero tuvo en sus botas el 0-3 antes de que el propio delantero se resarciera gracias a una buena combinación entre el propio Romero y Eyong, cuyo sustituto (Koyalipou) convirtió el definitivo 0-4 en el añadido.
Jugador Flashscore del partido: Carlos Álvarez.