La anécdota de la jornada la protagonizó Franco Morbidelli, quien inexplicablemente cayó al suelo mientras se ubicaba en su lugar tras la vuelta de calentamiento. Más allá de que el episodio guarda cierta dosis de comedia, lo cierto es que el italiano ni siquiera pudo salir a rodar. Su compatriota, dos veces campeón del mundo de MotoGP, recibió el inesperado impacto de un Johann Zarco cuyo excesivo ímpetu le costó un merecido castigo.
Al contrario que en la esprint, el poleman del fin de semana firmó una gran salida y defendió con ahínco su posición de privilegio. Álex Márquez parecía mantener el pulso, a una distancia prudencial, y Raúl Fernández se ubicó provisionalmente en la tercera plaza. A las puertas del podio estaba el Tiburón de Mazarrón, seguido por Fabio Di Giannantonio y por su paisano Fermín Aldeguer. Entretanto, el japonés Ai Ogura, el más rápido en los últimos libres, abrazaba el asfalto.
Cuando se acercaba el ecuador de la prueba, Raúl dejó por el camino a Álex tras aprovechar su bajada de ritmo. Al de Cervera dejó de responderle la moto, de ahí que Acosta y Di Giannantonio siguieran los pasos del madrileño. Poco antes, Martín se despedía de la afición valenciana una vez cumplida la doble sanción que arrastraba desde el Gran Premio de Japón. Su participación de este domingo, tan estratégica como testimonial.
La emoción aumentó gracias al buen hacer de Fernández, que se fue acercando poco a poco a Bezzecchi. Sin pausa pero sin prisa, que dijo Melendi en aquella icónica canción de principios de siglo. Sus constantes esfuerzos no fueron suficientes en su objetivo de rebasar a Marco, algo que sí hizo Fabio en la pugna por el bronce. Tampoco hay quinto malo para Fermín, que mandó a Márquez al sexto puesto, y Honda escala al grupo C de concesiones por solo un punto gracias a Marini -séptimo-.