El actual campeón del torneo parisino se las prometía muy felices en los primeros minutos del partido. Apareció como un vendaval en el primer set para llevárselo de calle. Pero lejos de amedrentarse, su contrincante, el 69 del mundo, opuso mucha más resistencia en el segundo e hizo sudar la gota gorda a Carlos al ganarle en el tercero. Tuvo que dar lo mejor de sí mismo Alcaraz para salir en el cuarto de una complicada situación y no aumentar el desgaste en la noche parisina.
Un inicio demoledor
Como decíamos, todo iba sobre ruedas al principio. A pesar de la dureza de la derecha del balcánico, pronto Alcaraz impuso su mayor calidad. Tras ganar ambos sus juegos iniciales, en la segunda oportunidad ya el murciano le birló el servicio para colocarse 1-3. Desde ahí no dio opción alguna Carlitos, quien puso la directa para llevarse el primer set, con cuatro juegos seguidos y 11 golpes ganadores, por 1-6 en 28 minutos.

Todo parecía ir como la seda en el segundo cuando volvió a ponerse con 1-3. Pero ya había tenido que salvar una bola de break con 1-0 en contra, y no fue hasta la tercera cuando le pudo hacer la ruptura en la segunda manga. Como suele suceder en estos casos, ya cuando parece todo perdido, es cuando el tenista inferior se rebela. Dzumhur soltó el brazo, mostró su rapidez de piernas y comenzó a poner en apuros al español. Sin embargo, no supo aprovechar otra bola de quiebre que le habría puesto con 3-3. Fue un punto de inflexión, pues ahí el número dos del mundo se concentró más y mejor. Ganó su servicio en blanco para colocarse con 3-5 y selló el set al resto para, además, comenzar el tercero sirviendo.
Una sorpresa inesperada
El bosnio, a pesar de las dos mangas en contra, no dio su brazo a torcer e incluso se permitió el lujo de poner en más aprietos aún a Alcaraz en ese inicio de tercer set. Tuvo dos pelotas de ruptura, si bien de nuevo no las pudo aprovechar. Siempre parecía faltarle algo. Aun así, esta vez aguantó sus saques y se ganó una nueva oportunidad en el séptimo juego. Ahí se puso, tras consolidar su saque, con 5-3. La respuesta del del Palmar fue la de meterle un juego en blanco, pero Dzumhur, a pesar de la presión a la que estaba sometido, no sólo salvó tres bolas de break en contra sino que soportó el chaparrón para remontar, ganar por 6-4 y forzar el cuarto set.
Acusó el golpe un Carlitos que ya se veía en octavos y tuvo que resetearse. Le costó la vida, su cara era un poema, porque a Dzumhur, que se puso 3-1, le salía absolutamente todo. Era momento de aguantar mentalmente, de seguir concentrado a la espera de que su oponente comenzara a fallar y de encontrar sus propios golpes ganadores que le dieran las sensaciones positivas para retomar el control. Eso llegó en el sexto juego, cuando Alcaraz recuperó el break, igualó a 3 y ganó su servicio para dominar por 3-4. Ahí ya encontró lo que necesitaba, la confianza para volver a robar el saque y poder sellar el triunfo con el suyo... pero el bosnio se negó a poner fin a su noche de gloria y firmó otro break para colocar un 4-5.
Volvió el peligro, pero esta vez sí, Alcaraz metió un par de derechas paralelas que, después de tres horas y cuarto de acción, le dio la victoria y el billete a octavos de final en su bolsillo.