Swiatek se separó del entrenador Tomasz Wiktorowski en octubre después de tres años, incorporando a su equipo al belga Wim Fissette, y en noviembre aceptó una suspensión de un mes tras dar positivo por la sustancia prohibida trimetazidina.
La cinco veces ganadora de un Grand Slam no ha vuelto a ganar desde el Abierto de Francia del año pasado, y la semana pasada perdió su título del Abierto de Madrid en una aplastante semifinal contra Coco Gauff (doble 6-1).
"A veces no estoy contenta con mi forma de jugar. Es natural, sobre todo con mi perfeccionismo. Eso se nota en la pista", declaró Swiatek al medio polaco SportoweFakty en una entrevista.
"Sin embargo, cuando salgo de ella, puedo mirar la temporada desde una perspectiva más amplia", indicó.

"Entonces encuentro muchas cosas positivas. Llegar a cuartos o a semifinales es un buen resultado. De nuevo, soy la jugadora más regular de toda la temporada", explicó.
A Swiatek se le preguntó si el nuevo entrenador, Fissette, era el responsable de la falta de éxito.
"No, es una afirmación muy dura e injusta", dijo Swiatek.
"Sólo puedo mirar al entrenador desde mi propia perspectiva, que es la única correcta para mí, es decir, la de nuestro trabajo diario", desarrolló Iga durante la conversación.
"Todos los años hay retos diferentes"
"Los peores resultados coincidieron con muchos otros retos en los últimos meses, también en la vida familiar. Me encontré en una etapa de mi carrera en la que tuve que reformular mi forma de pensar sobre mí misma", aseveró.
I. Swiatek cree que otras han mejorado mientras ella ha involucionado.
"El nivel del tenis en el mundo es cada vez más alto. Las chicas conocieron mi juego, se desarrollaron", dijo.
"Coco Gauff, que siempre ha sido un gran talento, es mayor hoy y tiene más experiencia. Aryna (Sabalenka) consiguió llegar a semifinales y empezó a ganar títulos", expresó.
La jugadora de 23 años lleva seis años trabajando con la psicóloga deportiva Daria Abramowicz, y se le preguntó también si hubo algún momento en el que pensó que su colaboración había llegado a su fin.
"No. La gente no lo sabe, pero prácticamente todos los años hay retos diferentes", respondió.
"Cuando me suspendieron, no quise salir a la cancha en absoluto durante unas semanas. Fue la experiencia más difícil de mi carrera. Daria es un apoyo constante para mí, una persona en la que confío. Es mi equipo y yo decido quién está en él", señaló.
"Me irritan los titulares que hablan de desmoronamiento o de crisis mental. Por supuesto, a veces me irrito en la cancha y a veces no estoy tan concentrada como me gustaría", continuó.
"Pero trabajo, día tras día, semana tras semana, para ser mejor. Así que no hay razón para hacer juicios extraños o buscar cansancio o agotamiento", concluyó.