Una flamante Paula Badosa se presentó con confianza en la Rod Laver Arena de Melbourne. Eran sus primeras semifinales de Grand Slam y enfrente tenía a su gran amiga Aryna Sabalenka, la número 1 del mundo con dos títulos y 19 victorias consecutivas sobre la superficie dura del Open de Australia.
No parecieron pesarle a la catalana ni el escenario, ni la contrincante, ni su falta de experiencia en estas lides. El camino recorrido hasta allí, pasando por dolorosas lesiones y momentos de flaqueza, había sido mucho más duro que un simple partido y no se dejó amilanar por las circunstancias.

Impulsada por la motivación especial de la primera vez, la tenista española, que la semana que viene regresará oficialmente al Top-10 de la WTA, rompió el saque de su rival a la primera de cambio y se puso 2-0 arriba en el arranque de las hostilidades.
Sabalenka, tal vez conmovida por todo lo conseguido por su 'hermana' y por tenerla al otro lado de la pista en un escenario de tal magnitud, tardo en coger el ritmo. Sin embargo, la sensacional puesta de largo de Badosa puso a la bielorrusa sobre aviso. Entendió que durante un par de horas las amigas no existían y se puso manos a la obra con la remontada.
La número 1 mundial tuvo que sudar la gota gorda durante 53 minutos, pero, machetazo a machetazo, se acabó llevando la manga de apertura al bolsillo con un ajustado 6-4. La irregularidad de Paula con el primer servicio (54% en el set) fue lo que inclinó la balanza hacia la defensora del título.
Despedida con honores
La entrada de la tenista catalana en el segundo parcial resultó algo más complicada. Su saque seguía presentando dudas y ello la condujo a entregarlo en el tercer juego. Posteriormente, la vigente campeona confirmó el break, subiendo el 3-1 al marcador y colocándose la alfombra roja hacia la final del torneo australiano.
El ritmo de juego en esos momentos fue altísimo por parte de las dos contendientes. Sin embargo, Sabalenka siempre tenía una marcha más, terminando por frustrar a una Badosa a la que se vio dirigiendo quejas hacia su banquillo. Finalmente, la bielorrusa metió la directa, cerrando la velada, y su 20º triunfo seguido en las antípodas, de la mano de un contundente 6-2.
Desafortunadamente, la estadística dirá que Paula perdió y no pudo pelear por su primer título de Grand Slam. Pero en su mente y la de todos los que han estado apoyándola durante tanto tiempo (incluida su buena amiga Aryna) llegar hasta la semifinal será un premio mayor que un trofeo, la recompensa a muchos años de sufrimiento y el punto de partida de lo que todavía puede ser una carrera brillante.