El español podría unirse a un selecto club de sólo cuatro hombres -Bjorn Borg, Pete Sampras, Roger Federer y Novak Djokovic- que han conquistado tres títulos consecutivos de Wimbledon en la era Open.
Sin embargo, Alcaraz, de 22 años, irradia una confianza que contradice su juventud y afirma que lo único que tiene en mente es el trofeo en sí y no su legado.
"Vengo aquí pensando que realmente quiero ganar el título, realmente quiero levantar el trofeo, no pensando en cuántos jugadores han ganado tres Wimbledon seguidos", dijo Alcaraz a la prensa el sábado.
"Sólo quiero estar listo, prepararme de la mejor manera posible para empezar el torneo con mucha confianza. Obviamente, ahora mismo siento mucha confianza", añadió con una sonrisa.
"Dos semanas pueden ser muy largas en un Grand Slam, pero ahora mismo no estoy pensando a quién podría unirme si gano tres Wimbledons seguidos".
Tal confianza no está fuera de lugar, después de que cimentara su estatus como Príncipe de la Tierra Batida cuando se impuso en una epopeya de cinco horas y media a Jannik Sinner en la final del Abierto de Francia a principios de este mes.
Ahora, el número dos del mundo quiere prolongar su reinado también sobre hierba, y se prepara para Wimbledon ganando por segunda vez el Queen's Club Championship.
Alcaraz, que en su día fue considerado un especialista en tierra batida, habla ahora de la hierba con la reverencia de un verdadero converso, y afirma que el "tenis más bonito que podemos ver" es el que se practica sobre hierba.
"El estilo que la gente lleva a la pista cuando juega sobre hierba me parece precioso. El sonido de la pelota, el movimiento es realmente duro, pero cuando lo consigues, es como si volaras", dijo.
"Para mí es muy bonito, porque quiero pegar slices, dropshots, ir a la red todo el tiempo y jugar agresivamente. Creo que en hierba es el estilo que tienes que jugar, así que eso es lo que más me gusta".
Lo que realmente diferencia a Alcaraz de otros jugadores es su intrepidez ante la adversidad, evidente en cómo salvó tres puntos de campeonato contra Sinner para acabar levantando un segundo título consecutivo en Roland Garros.
"Cuando estoy jugando sin pensar en nada más, sino sólo en jugar o sólo pensando en disfrutar, creo que tengo esa libertad de jugar lo que quiera, sólo disfruto", explicó.
"Cuando eso ocurre, siempre muestro mi mejor tenis, mi mejor nivel. Hasta ahora estoy sintiendo la mayor libertad que he jugado".